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En cuanto al chocolate, la famosa
bebida que los aztecas elaboraban con las semillas del cacao, fue introducida
en España por Hernán Cortés para agasajar al rey Carlos V. Pero no logró
despertar demasiado entusiasmo hasta que unas monjas de Oaxaca (México)
tuvieron la brillante idea de mezclarlo con azúcar, en vez de con guindillas
como hacían los indios. Así, la nueva bebida se puso de moda y en el siglo XVI
la taza de chocolate en la merienda se hizo habitual entre las mujeres de la
aristocracia. Huelga decir que, gracias a Ana de Austria, el chocolate sentó
sus reales en los manteles palaciegos de Francia, donde se servía en aparatosas
vajillas aderezado con especias y leche. Enseguida tuvo gran aceptación entre
las damas de la corte, que lo tomaban a escondidas por su supuesto poder
excitante, aromatizado con canela y vainilla. El chocolate se intuía ya como
uno de los mejores alimentos para ahuyentar penas y males, alegrar el espíritu y
fortalecer el cuerpo. Y ojo al dato: ciento cincuenta años después, la abadesa
de un convento francés, añadía: «Cuando quieran tomar un buen chocolate, mándenlo
hacer la noche antes en cafetera de loza. El reposo de la noche lo concentra y
lo pone esponjoso, mejorándolo. Dios no puede ofenderse por este pequeño
refinamiento».
LA RECETA
Olla podrida
Probablemente derivada de la adafina, potaje sefardí del siglo XV.
-Medio kg de garbanzos
-Una morcilla y un chorizo
-Medio kg de costillas adobadas
-250 gr de buen tocino
-250 gr de carne fresca de ternera
-Cebolla, un tomate, un puerro, pimiento verde, una zanahoria, unos
dientes de ajo, una hoja de laurel y un trozo de col.
-Aceite, sal, pimentón dulce, canela, clavo y un poco de harina.
Elaboración
Ponemos los garbanzos a remojo la noche antes. Al día siguiente se
ponen las carnes a cocer en una olla grande cubiertas de agua; cuando empieza a
hervir se añaden los garbanzos, la col las verduras picadas y las especias,
salvo los ajos, que se fríen en un poco de aceite con una cucharadita de harina
y otra de pimentón. Revolvemos un poco y añadimos a la olla. Cocemos hasta que
los garbanzos estén blanditos. Si fuese necesario añadir agua caliente. Reposar
al menos una hora.
Se servía según el ‘rito de los
tres vuelcos’, un primer plato con el
caldo, seguido de las verduras con los garbanzos, y por último la carne.